Un cadaver exquisito: Destino Vacacional Capítulo 2

Capitulo 1. Destino vacacional

Capítulo nº 2: La cocina

Engañarse a uno mismo es como engañar a un tonto.

Se perfectamente de donde ha salido esa libélula y no me gusta. Algo malo se acerca pero no se por donde va a entrar.

Todo empezó hace un par de noches entre las cuatro paredes lisas y sin ventanas que rodean mis sueños. La falta de aire provoca, en muchas ocasiones, que el simple hecho de respirar sea toda una aventura.

Me desperté sudoroso y algo mareado. Me levanté sin rumbo y choqué brutalmente con un montón de muebles desperdigados por la estancia que por supuesto no estaban allí al acostarme.

Cuando pude abrir los ojos tras el fuerte golpe, vi que el ambiente frío y gris del cuarto se había teñido de un leve color rosa. Este tinte luminoso provenía de una puerta que nunca había estado allí. Me acerqué a trompicones y la empujé con cierto recelo. No tenía miedo.

Lo que ví al otro eran los restos de lo que fue una estrambótica cocina, todas las paredes pintadas en rosa, los muebles presas del tiempo ofrecían un aspecto triste y desvencijado. No había ventanas ni tampoco puertas pero extrañamente la estancia aparecía muy iluminada.

Entonces me percaté de un leve rumor que bañaba la escena, casi imperceptible. Sútil y embriagador.

Tanto la luz como el rumor procedían del techo, miles de libélulas agitando sus alas provocaban el reflejo del color de las paredes. Miles de rayos en miniatura generaban una ilusión optica.

Me sentí desvanecer y al abrir de nuevo los ojos estaba en mi catre asqueroso abrazado a una Betty Boop de papel.