domingo, 13 de septiembre de 2009

Pasión por las tormentas


Como todo lo que empieza todo tiene un final.

Se acabó del paz del campo. Se acabó el despertar en una casa blanca colgada en un prado. Se acabó el frío verde las noches negras con miles de luces flotando en el cielo sin luz. Se acabó el mar azul y negro, se acabó el mar bravo y poderoso con un verde montañoso que se rinde ante él.


Y de la mano de Sigur Rós (gracias eternas Moderato) me preparo para la vuelta al mundo real, para el día a día de lo esperado y lo previsible. Para las llanuras y los horizontes invisibles. Para la luz que se va apagando con el paso de los días.


Empieza el particular año nuevo que siempre nace en Septiembre y no en el frío Enero. Creo que me he llenado de la energía de mil lugares que me han acogido durante este peculiar y extraño verano de tiempo libre.


Espero la llegada de tormentas como las que me han ido recibiendo por los caminos que me han conducido hasta aquí. Espero la lluvia que me da vida como a una planta mustia después de un verano asfixiante. Espero el cielo gris oscuro y el viento salpicando las calles, viento loco y salvaje que corre delante de una gran tormenta.


Adoro las tormentas, las que llegaron y las que están por venir.

11 comentarios:

marichuy dijo...

Y esa energía que has tomado en los pueblos que has visitado, te ayudará a enfrentar las tormentas que vengan, que espero no sean tantas ni tan duras.

El libro de la Nothomb que estás leyendo... es divertidísimo.

Saludos

Anónimo dijo...

Las tormentas tienen siempre un sentido de revolución de renovación, un poco de principio y otro poco de volver a empezar..., y aunque también a veces, puedan suponer el final de algo, al menos siempre son una señal de cambio, de página que pasa.

Llagarán otra vez, y si tu has tenido la suerte de encontrártelas en el camino, sobre ese mar azul y negro y sobre ese cielo nocturno salpicado de luciérnagas, sin duda serán un cambio para algo mejor.

Besos tempestuosos.

Hache dijo...

Justo esta tarde me entraron ganas de "tormenta". El cielo se cubrió de negro y olía a húmedo ... pero no llovió ... pero sí, yo tengo ganas de tormentas.

Jordicine dijo...

A mí sólo me gustan cuando estoy en casa. Besos, Jeanne.

Saúl dijo...

me gusta el olor que queda después de las tormentas..

Fernando García Pañeda dijo...

Una tormenta es una revolución de la vida, una ruptura y un nuevo comienzo. Y, en verano, un soplo de frescura. Eso es lo que me gusta de las tormentas.
Un blog muy interesante, Jeanne (al que he llegado a través de Lucía).
Un saludo.

LA CALLE VACÍA dijo...

Yo también adoro las tormentas, sobre todo en medio de la naturaleza, esas tormentas de final del verano en la montaña que con el eco entre los valles te hacen imaginar batallas de dioses mitológicos, el olor de la tierra húmeda del ozono...
Un placer leerte mi querida J

Gilbert Fadda dijo...

el cambio de colores...notar cómo se rompe el silencio...el anuncio...las primeras gotas...el olor a lluvia que entra por las ventanas...las tormentas son siempre explosión...de color...de sonidos...de olores...

raindrop dijo...

Ha sido una delicia leer un texto tan lleno de imágenes evocadoras.
:D

besos

Lu dijo...

Apurate q casi llegas (te imagino en el auto). No olés tierra húmeda?
Saludos argentinos.

Shinta dijo...

Ay Jeanne, hoy ha caido una tremenda tormenta en BCN, te hubiera gustado, tanto como a mi me gusta pasear por tu casa.

La vuelta al trabajo, uff....eso anula cualquier esperanza.

Saludos tambien.

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