sábado, 16 de febrero de 2008

El violinista que comparte su techo con mi suelo


Después de muchos despertares en los que su música ha sido mi banda sonora, esta noche, he conocido al violinista que comparte su techo con mi suelo.

Monsieur Jennepin, tiene más de 80 años, y el hecho haberle puesto ya cara y manos, ha derrumbado brutalmente la imagen idílica que me había creado de él.

Su música ha conformado, en estos últimos meses, el papel de regalo que ha envuelto mis desayunos en nuestra pequeña terraza, ha sido el uniforme de asistenta que he llevado mientras hacia las tareas domésticas, sus notas se han mezclado junto con la pasta y el tomate, en las comidas que he preparado para Colette (Yo, no como pasta..., pero también ha sido el aliño de mis ensaladas)

Con el tiempo he aprendido a conocer su estado de ánimo, según la música que emite su violin puedo saber como se encuentra (Afortunadamente, a él si le gusta la lluvia, por lo que suele dar al ambiente el toque que a mi me falta)

Hoy, después de la cena, ha tocado para nosotras ....y por primera vez musica e imágen han formado un todo único, y esta vez, real.

Nos ha hablado de su vida, de sus sueños realizados y de aquellos otros que nunca podra realizar, nos ha contado amores lejanos y enterrados, que viven por y para él en cada una de las 4 cuerdas de su violin.


La pequeña caja de madera con sus cuatro cuerdas, fue es y será el gran amor de su vida, lo fue para su bisabuelo, que lo compró en Cremona muchos años atrás, lo fue también para su abuelo y posteriormente para su padre, de hecho, todos los recuerdos que guarda de él, están invariablemente unidos a este instrumento.

Monsieur Jennepin no llegó a casarse, nunca la intentó, ¿cómo iba a hacerlo? ¿qué mujer estaba dispuesta a compartirlo con la pequeña joya familiar?


Cuando el anciano abandone esta noche nuestra casa, se que olvidaré que ha estado aquí, borraré su imagen, tan pronto como mañana vuelva a acariciar su arco con las cuerdas, volveré a crear la antigua imagen que tenía de él....


3 comentarios:

Yllari Chaska dijo...

Linda historia, con sutilezas que casi dejan sentir el sonido del violín de este curioso personaje.

Gilbert Fadda dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Gilbert Fadda dijo...

No sé por qué razón, pero tu relato ha traído a mi memoria una maravillosa pieza musical de todo un genio... Camille Saint Saëns...Leyéndote escucho esa pieza mágica titulada "Aquarium" de "Le Carnival des Animaux". Búscala si no la conoces...búscala...porque cuando la encuentres y la escuches serás tú, Jeanne, la que querrá caer en un lugar donde Alicia sigue buscando perdida el mundo de unos sueños que a veces uno no quiere abandonar...Aunque ese gato de Chesire que la vida adulta va conformando en nuestra persona se encargue en ocasiones de darnos las claves que no queremos o podemos ver...Hoy en mi día - gracias por tu felicitación - me dejé llevar por Saint Saëns y su magia...Esas son las gotas de lluvia que juegan en mi imaginación cuando llueve fuera...Esos son los violines que interpretan mi melodía...

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