lunes, 15 de febrero de 2010

Tiempos de reflexión y de velas




Desde que el sonido del piano no nace de nuestro suelo, desde que Italia se ha llevado a Carlo, Colette ha decidido vestir el salón de las cortinas de color rosa con una música perpetua.

El albúm de Galdson (Roots) forma parte del aire que puebla el ático, es como un perfume que me llena de aromas suaves que me atraviesan la piel, que se cuelan entre mi pelo, que recorren mis dedos y se fijan en mi cabeza con un pensamiento recurrente.

Ya no hay hueco para el viento entre los pasillos, el hombre de Praga camina despacio para no alterar la estructura armónica que puebla las paredes.

La magia del piano se ha mezclado con la composición química del aire variando las proporciones de nitrógeno y oxígeno, respiro peor, menos sano, pero es el precio que pago por seguir pintando mi piel por dentro.

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(El álbum está disponible en la barra lateral)

2 comentarios:

dintel dijo...

La imagen es genial.

Anónimo dijo...

Pintar la piel por dentro, esa imagen del efecto de la música, es pura magia.

Qué lástima que demasiadas veces, en lugar de pintarla la ensuciemos.

Besos.
(Voy recuperando)

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