Me he despertado caprichosa, quizás la falta de ruidos durante la noche y el caminar pausado de la mano de Morfeo. Hoy ninguna realidad llamada tiempo me ha sacado de la cama de un tirón.
Hoy no me he vestido de uniforme, me he puesto un vestido blanco que contiene en si todos los colores. Me he recogido el pelo como lo solía hacer mi abuela (la que pintó los caballos como cebras).
El vecino que comparte su techo con mi suelo se ha levantado casi a la vez despertando a su piano de Cremona y regalándome unas notas que tienen un nombre especial. Isaác Albéniz.
El desayuno me espera y Albéniz junto a su Concierto Fantástico sigue en el aire.
Felicidades señor Albéniz.
3 comentarios:
Sin duda es una buena forma de despertarse, escuchando el capricho de Albéniz, vestida de un múltiple monocolor..., te acompaño en el disfrute de ese piano.
Besos.
Menos mal que tu vecino tiene buen gusto, cosa que lamentablemente no puedo decir de algunos de los míos.
Un abrazo.
La musica alimenta. Nos alimenta.
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