sábado, 2 de febrero de 2008

Adios, Morbihan

Después de casi un mes de ausencia de esta ciudad, la ciudad de la luz, del color, de la vida nocturna, de las plazas y de los pintores, ha llegado el momento de volver, de abandonar el mar, el Golfo de Morbihan que durante estas semanas me ha acogido entre sus orillas.

El nuevo año no acababa de despuntar cuando, una noche, a altas horas de la madrugada, alguien golpeó brutalmente la puerta. Al principió pensé que era mi compañera y propietaria del ático, Colette, después de una noche de trabajo coronada por una copas de más en algun bar cercano al Moulin, pero, al abrir la puerta la encontré en el suelo, con inequivocos signos de haber recibido una gran paliza.

Pasó varios días en la cama, con moratones por todo el cuerpo menos por la cara, lo que significaba una sola cosa, la firma del autor, su amante, Jean-Claude.
En ningún momento la dulce bailarina despegó sus labios para denunciar al culpable, para gritar su nombre, pero las lágrimas que corrían por su rostro fatigado no dejaban un lugar a la duda.
Durante este tiempo, y los días que se sucedieron, yo no acudí a mis clases, no podía dejarla sola en ese estado de abandono. Algunos compañeros me enviaron noticias, nuevas tareas, pero mis pinceles no consiguieron salir del maletin.
Trascurrida una semana y viendo que los sintomas de mejora no llegaban, propuse a Colette un viaje, pensé que alejarnos de París, del Moulin, de Jean-Claude, sería una buena medicina. Ella no llegó a hablar, pero quise notar en sus ojos un brillo cuando le señalé en el mapa su tierra natal, el Golfo de Morbihan en el sur de Bretaña.

Su familia, o lo que quedaba de ella, nos recibió con el corazón abierto, abrieron de par en par las puertas de su casa en las afueras de Vannes.

Con tan solo llegar, respirar el aire del Atlántico, Colette experimiento una gran mejoría, empezó a sonreir, primero con la mirada y poco a poco con el resto del cuerpo.
Su primo, Keryann, se convirtió en nuestro acompañante, guía, consejero, y todo lo que podría decirse de alguien que se desvivió de noche y de día para que nuestra estancia terapeútica fuera perfecta.
Keryann fue, desde pequeño, un hombre ligado de pies y manos al mar, desde sus primeros baños, más tarde sus salidas diarias en barco, hasta su trabajo actual como vigilante en el faro de Eckmühl.
En nuestra despedida no he podido dejar de llorar, se que lo voy a echar de menos, se que de haberme quedado más tiempo en "el pequeño mar" nuestra incipiente amistad hubiera desembocado en una fiesta de colores, en una explosión...
Sus ojos azules parecían albergar burbujas de gas, sus manos, capaces de rodear trinquetes y mesanas, su pelo claro y rizado reflejaba el sol tanto o más que el faro con el que compartía sus noches...
Adios Keryann, adios y hasta siempre, gracias por como has cuidado a Colette, por como le has devuelto las ganas de vivir.
Y por mi parte, que voy a decir, en nuestra última noche ya te lo dije todo ...
Volveré

3 comentarios:

astrid stocker dijo...

me ha conmovido mucho tu relato.....
He visto tu blog y me ha encantado, escribes maravillosamente!

Un abrazo desde Chile

nestor dijo...

Hola, te encontré en lo de la abuela española y quise saber de que se trata tu blog. La verdad es que tienes nuy buena muñeca para la escritura..me dejas una sensación de intelectual en el cual me da un poco de miedo intercambiar escritos jeje. de todas maneras te invito a mi blog a conocer un poco de mi pais y sus pueblos de los cuales me dedico a contar sus historias, su cultura..ademas de expresarlos en un programa de radio de mi ciudad.
Te dejo un abrazo y un hasta pronto.

3rn3st0 dijo...

Pasando por acá devolviendo tu visita, la cual agradezco sobremanera. He leído esta historia de amor y desamor y me dejó un gusto en el paladar que de seguro me hará regresar por más.

Cuando lo desees, regresa por allá en mi casa virtual, las puertas siempre están abiertas, tanto para quienes sólo desean divertirse un rato con mis letras, como para quienes desean ir un poco más y entrar compartir sus propios escritos.

He quedado prendado y espero seguir teniendo noticias tuyas.

Saludos desde Guanare, Venezuela :-)

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