Y cuando parecía que los antiguos modales se habían quedado aparcados en un cajón de chiffonier del pasillo, de repente aparece il signor X y nos deja con la boca abierta.
Il signor X es italiano y despide elegancia por los cuatro costados. No es demasiado joven ni especialmente bello, pero hoy me ha demostrado que todavía quedan hombres de los que hablaba mi abuela ( la que pintó los caballos como cebras).
Estaba yo en una cafetería deslizando los dedos por las teclas de mi cuaderno, cuando ha llegado él. Sólo quedaba una mesa libre, justo delante de la mía.
Sin conocerme de nada y antes de tomar asiento, me ha pedido disculpas por tener que sentarse de espaldas a mi....
Incredibile....mi piace molto come sei
5 comentarios:
Alucinante... tal vez eso ocurra porque la cafetería está en Paris...
Mientras no sea pariente de Berlusconi me conformo....
besos.
me apasionan las desconocidas...
un beso
Quedan pocos así.Por desgracia.
besos
Genial, me encantan estas cosas.
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