Es lunes y nuevos aires me envuelven después de abandonar la residencia en plena noche.
Era mejor así, era mejor sacar mi única maleta, mi caja de pinturas, mi caballete medio destartalado y volar en busca de nuevos aires para mi y nuevas sensaciones para plasmar en mis óleos.
Colette, bailarina del Moulin Rouge, me ha acogido bajo su protección y ahora compartimos un pequeño ático en el distrito 18, Montmartre, no lejos del Lapin Aguile.
El precio que debo pagar, es, más que nada, un gesto de buena voluntad, ya que considero que el favor es mucho más grande de lo que yo pudiera nunca abonar.
Mi habitación, a diferencia de la que tenía en el Boulevard Saint Germain, tiene dos preciosas ventanas, por las que entra una luz cargada de matices, desde un patio en el que crecen mil y una hierbas sin control alguno. También hay un árbol plantado en medio de la selva descontrolada, desconozco su variedad, pero tal y como me ha comentado Colette, es de hoja perenne, por lo que en sus propias palabras:
- Veo en él los pasos de las estaciones, la llegada del frío, la invasión de la primavera que se cuela por la rendijas de París, la lluvia y la nieve que me atormenta las articulaciones y me pesa al bailar...
He pasado la tarde en mi nuevo paraíso, he ordenado mis cosas, he puesto flores en el jarrón y he desplegado el caballete frente a la ventana de la izquierda, la que ofrece una vista levemente más amplia que la otra. Ya no tendré que pintar con luz eléctrica, ni con velas cuando esta última falla.
Colette, mi benefactora, mi ángel salvador, es una dulce princesa escondida en un cuerpo de femme fatal. Sus dimensiones de mujer son el fruto de un trabajo continuado, noche tras día, día tras noche, bailando con rabia en el corazón y pasión de loba asustada.
Hace un rato la he encontrado sentada en el suelo, a punto de tomar un baño en una vieja tina de zinc, parecía perdida, temerosa de enfrentarse a una nueva noche frente a cientos de desconocidos y sólo protegida por un vestido de plumas.
Creo que voy a pintarla...... tal y como la he visto hoy, la pintaré en azul, con el pelo recogido en un pequeño moño, con la espalda descubierta, frente al sillón y a la tina de zinc .....
1 comentario:
precioso retrato. Un saludo desde España (Valencia)
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