Por fin, por fin
el piano de nuestro vecino Carlo ya ha llegado.
Creo que todo este tiempo se le ha hecho interminable.Según su tío, en los últimos días parecía un gato enjaulado.Perdido entre montones de cajas sin desembalar. Obsesionado.Encerrado en sí mismo.Envidiando la presencia del violín del anciano y lamentando la ausencia de su piano.
El domingo Colette y yo nos cruzamos con él en el patio, nos miró timidamente. Dejó escapar una leve sonrisa más bien de compromiso que de promesa de amistad, pero hubo química, y supimos que pronto formaría parte de nuestras vidas. Uno más en el grupo. Otro bohemio siempre es bienvenido.
Carlo está feliz. Lo sabemos a pesar de no haberlo visto. Pero sus notas envuelven todo el edificio y hasta se cuelan en el patio.
Colette, tan amable y detallista como siempre, le ha dejado una tarjeta de felicitación en la puerta. Dice algo así como:
Carlo, enhorabuena por haber recibido tu alma de Cremona. Ahora ya estás completo.
Tus vecinas. Colette y Jeanne.
9 comentarios:
Oh qué bonito homenaje! Complimenti para Carlo y para sus vecinas que ahora van a tener los oídos siempre llenos de música :)
Ayyyyyyyyyyyyy, pero que tarjeta más hermosa!!!
Seguro que Carlo tiene sensibilidad suficiente como para apreciarla en toda su intensidad.
Por cierto ¿es guapo? y...¿toca bien el piano?
un beso
Carlo forma parte del presente...pero lo que llama mi atención no son sólo tus evocaciones escritas, siempre deliciosas...Es ese cuadro de Caillebotte...uno de mis pintores favoritos...demasiadas coincidencias como para seguir creyendo en las casualidades...o son acaso los caminos trazos de pasos perdidos que en un momento del tiempo se encuentran ? Les pas, les pas du peintre qui marche au même rythme de ses pinceaux...
Carño, el hombre del piano y de las buenas vecinas.
como me gusta pasar por este rincón...
Me encanta!!! Tu manera de escribir y plasmar las ideas... Cuando a uno le hace falta lo más querido anda como gato enjaulado y en celo!!! Sería genial dormir con las notas del piano, me has recordado cuando era niña, mi tío tocaba el órgano de noche y me dormía con las notas en la chaveta...
Un abrazo!
Me hipnotiza mirar las manos de los músicos, es un baile. Una fiesta de gestos mínimos.
¿Y cómo toca Carlo (no el sonido, lo otro, el baile)?
Un besazo, tu París es un buen lugar en el que perderse.
Apenas he leído este texto y admirado el cuadro que has puesto y siento que ha sido todo un descubrimiento.
La música de piano es un lujo. A mí me gusta mirar como se evade el pianista, cierra los ojos y se va de la sala donde todos escuchamos y vete a saber adonde irá a que le inspire unas notas que nos regala ausente.
No solo Carlo se ha reencontrado con esa parte fundamental en su vida, sino que ahora tu tienes la compañía de esa música para tus grandes momentos!!!
Enhorabuena para Carlo, por el piano y por tenerlas cerca, con esa tremenda sensibilidad!
Besos
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