Hay partes de las casas que deciden por si mismas y sobre todo hay muebles llenos de historias desconocidas que se quedan impregnadas entre los poros de su madera.
Tengo un antiguo chiffonnier que nadie sabe desde cuando está aquí. Su status es superior al resto de los muebles de la casa, el resto son novatos, el es de madera noble y tiene estilo.
Por eso no le tengo en cuenta sus caprichos, por eso no me importa que en su último cajón aloje a un extraño pasajero. En ese cajón mi chiffonnier deja vivir al invierno.
Es un espacio lleno de humedad que nunca hemos sabido de donde viene. Esa humedad continua le da un olor acuoso, por eso la ropa que allí se guarda parece siempre sacada de un baúl olvidado en un viejo desván.
Reconozco que allí sólo duermen esas prendas que no quiero tirar, que nunca me pongo, que son siempre para otra estación, que son muy pequeñas o demasiado grandes....son prendas excusa para no tener que usarlas y para no molestar al invierno.
He decidido no luchar contra la humedad del invierno que vive en el cajón nº 7. Creo que se merece un hueco. Creo que en otro tiempo mi chiffonnier vivió en otro lugar y tan sólo le queda el recuerdo en el volumen del aire que alberga ese cajón...
Creo Monsieur Invierno y Madame Humedad están viviendo una preciosa historia de amor en mi cajón. Es una relación íntima y olorosa. Si no me gusta la huella que deja su amor, ya se que el nº 7 no lo debo abrir....
10 comentarios:
me hace gracia la palabra chiffonnier...
me suena muy musical..
Jeanne
Tienes una tremenda capacidad de pintar palabras... de transportar al lector a otras dimensiones entre analogías... metáforas que van directamente al corazón... tocando emociones profundas.
Gracias por permitirme leerte.
Un cajón donde habita el invierno...
¿se puede describir algo de modo más sublime? creo que al menos hoy, nadie lo habría podido hacer mejor que tú.
Un diez o más para ti, Jeanne.
un beso
Chiffonnier... el solo nombre me remite a mi infancia. En México ese mueble se acostumbraba mucho; sobre todo en las casa antiguas. Mi abuela tenía uno y ahí, en el tercer cajón, guardaba mi ropa interior.
Que linda historia la de Madame Humedad y Mosieur Invierno.
Saludos
PS Sobre tu comentario, en mi post de "la vida pasará como un sueño", te contesto: no se trata de ningún extracto del libro; la historia es mía, solo tomé prestado el título del libro de Gilles Jacob, que no he leído, porque ne México ni esperanzas que se publique.
Magnifique récit chère Jeanne !
Pssssss
No abras el cajón!!!
No invadas intimidades!
Que bonito romance!
Besos
La intimidad de un cajón cerrado...como la de un bote de conservas donde fruta y aguardiente se ven condenados a convivir...para mezclarse...para unirse y disfrutar de lo único que ofrece el espacio...deja el cajón cerrado...podrás abrirlo algún día como quien levanta la persiana un momento para volver a bajarla...y no molestar las emociones invisibles que generan los objetos intangibles...
Supongo que en todas las casas hay un cajón donde vive el invierno, así como en otro vive la infancia del niño que nunca fuimos, y que juega constantemente a los juego que ya n recordamos que nos gustaban.
Pero claro, el cajón de tu chiffonnier es especial, además de pasado alberga una bella historia de amor eterna.
Besos invernales.
En ocasiones, los muebles y los objetos adquieren personalidad propia; es entonces cuando no podemos interferir en sus manifestaciones externas...simplemente debemos pasar a ser meros expectadores.
Un abrazo Jeanne:)
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