Fifi Brindacier Vs Pippi Calzaslargas

Hoy mi amigo Christophe y yo hemos decidido dejar de crecer.

Durante la comida en un pequeño restaurante que adoro, no hemos hablado de catástrofes aéreas sino de lo rápido que pasa el tiempo.

El hacerse mayor no es complicado, es fácil, y por eso que lo hacemos sin darnos cuenta. Es como acostumbrarse a la cerveza o a la mostaza de Dijon. El mundo se empieza a complicar poco a poco y todos esperan más de ti....qué hagas unas cosas y qué dejes de hacer otras que antes eran de lo más normal.

Entre semana Christophe va siempre trajeado, pone cara de serio y es un niño disfrazado de abogado. El fin de semana se viste de lo que quiere ser, lleva vaqueros rotos y sonríe casi todo el tiempo. Se toca mucho el pelo y se muerde la uñas cuando me ve hacerlo a mi.

Hoy hemos hablado de mi Pippi Calzaslargas y de su Fifi Brindacier, que parecen dos pero son sólo una. Su vida era el ideal de cualquier niño. Tener un padre pirata, caminar por el techo, vivir con un caballo y un mono, cocinar sólo galletas, viajar en cama globo y reducir el mundo a un: Qué aventura vivimos hoy?

Así que, Christophe y Jeanne, hoy, 1 de Junio, han decidido no sólo dejar de crecer, sino in-vo-lu-cio-nar....

Hemos sellado el trato con un Chatêauneuf du Pape. El lunes que viene esperamos sellarlo con agua....ya se sabe, el alcohol no es para los menores....