Imagino este Domingo como si fuera una mujer que camina por un pequeño embarcadero. Está de espaldas y mira hacia el suelo.
Tiene que irse porque su enemigo se llama lunes y se acerca con su eterna sonrisa falsa. Va dando empujones para abrirse camino entre una multitud que no lo quiere ni en pintura. Pero lunes es un hombre fuerte y le da igual lo que digan, el camina sereno y seguro. Da grandes zancadas y se anuncia con bombo y platillo.
Domingo no quiere ni verlo, así que justo antes de que anochezca se despide de todos, se quita los zapatos y camina hacia el agua. Nota la humedad en las tablas de madera, se da pinchacitos en las plantas de los pies. No duele el dolor, duele la monotonía.
Cuando llega al borde se tapa la nariz y de un salto se mete al agua.
Vacía sus pulmones para no flotar y se dispone a esperar a que llegue viernes a buscarla.
Una versión libre del Príncipe de las mareas.
Lunes y martes, luego miércoles, al fin jueves (el día más teatral de la semana) y por fin viernessssssssssssssss againnnnnnnnnnn.
Viernes es un hombre seguro de si mismo que siempre sonríe. Está enamorado de Domingo y nunca se lo ha dicho porque sábado está siempre por enmedio.
Nadie lo sabe, es un secreto. Pero viernes, sábado y Domingo se bañan juntos en el mismo lago de aguas que respiran sosiego. Son un equipo, VSD. Siempre van juntos y muchas veces de la mano. Viernes y Domingo en los extremos.
( Nota: Prometo un día no quejarme tanto y hacer un post positivo en Domingo)
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