Me gusta el optimismo porque es como una lluvia inesperada.
Te sorprende en la calle, en el ascensor o en una fila interminable, zas, te roza como una pluma en un día de viento y sin saber porqué empiezas a sentir algo extraño.
Pienso en optimismo después de leer a Cioran, si, vale, no hay forma de explicarlo, es así, no le des vueltas.
Hoy es miércoles, un voto positivo hacia el jueves que se muere por salir a escena. La escena de la vida o la vida en el escenario.
Me quedo con la vida en el escenario, allí soy más Jeanne y menos violinista.
8 comentarios:
Cómo será este Jueves? siendo optimistas me traeran el desayuno calentito a la cama, con eso me conformo.
A mi violinista o no, me encanta leerte.
Supongo que después de leer a Cioran necesitas abrazarte a cualquier optimismo...
Lo cierto es que... El título de esta entrada es perfecto para un best-seller de autoayuda!
:D
Sin optimismo no somos nada. Un beso, JEANNE.
Ceroocho (08)
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Espero que el optimismo se adhiera a la piel como un buen pegamento.
Por cierto, ¿qué tal el desayuno?
Dintel
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Sabes, creo que Cioran me parece cada vez menos pesimista, quizás es un realista sincero que dice lo que otros callan.
Gabiprog
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Si te decides a escribir ese libro, te cedo el título. Un regalo, ya ves.
Por cierto, los libro de autoayuda me ponen nerviosa, soy incapaz de leer uno.
Jordicine
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Es verdad, sin optimismo no somos nada. Al menos para ser algo hay que tener una buena dosis de pesimismo...¿o no?
:-)
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