Conocí a Jean-Claude en Marseille.
Era submarinista y trabajaba en el puerto. Tenía alma de aventurero y un carácter muy reservado.
Amaba el mar por encima de todas la cosas, incluso por encima de si mismo. Hicimos varías inmersiones juntos y por un problema con mi regulador tuvimos la oportunidad de separarnos del grupo y entablar una cierta amistad.
Mantuvimos correspondencia durante unos años en los que viví de su mano su proceso especialización hacia el mundo de las plataformas petrolíferas.
Ahora trabaja en el Golfo de Méjico y se dedica a desmontar torres de perforación que han terminado su vida útil. Es un trabajo duro y solitario. Sus días transcurren entre el fondo del mar y la cámara hiperbárica.
Ya no se acostumbra a los meses en tierra, ya no es capaz de llevar una vida no anfibia. Quizás el nitrógeno que habita en sus venas le está convirtiendo en un pez.
Me gusta la gente que se entrega en cuerpo y alma a lo que ama.
El se ha entregado a su gran azul.
7 comentarios:
A mi tambien me encanta la gente apasionada, me gusta la dedicasion que las pasiones despiertan aunque a veces el resultado sea el aislamiento.
Besos Jeanne... te sigo.
La pasión abraza y agarra!
Y un recuerdo a la pelicula de Besson!
:)
gran verdad... y gran película..
Es que no hay nada como el 'gran azul'. Le entiendo perfectamente. Y viva la pasión, JEANNE!
Coincido.
Me encanta la gente que se entrega en cuerpo y alma a aquello que ama.
Hay gente que tiene el don de atarnos para siempre a ellos... son magos. Son como Fautistas de Hamelin.
Besos gigantes querida Jeanne.
Gipsy Rose
Jeanne, he buscado tu email pero no ta!!! así que aquí van mis gracias por tus palabras...
Es una suerte poder vivir de su pasion. Creo que son pocos los que lo pueden hacer y requiere ciertos sacrificos. Envidia cochina por mi parte !
Publicar un comentario